En el día de hoy, luego de las fuertes lluvias, las villas amanecieron inundadas, con sus calles completamente anegadas y varios hogares afectados. Sin embargo, lamentablemente, no fue una sorpresa. Los y las residentes de villas y asentamientos saben que, ante tormentas de esta magnitud, las consecuencias son siempre las mismas.
Aunque hace 20 años la Ley N° 148 dictaminó la obligación gubernamental de integrar las villas al resto de la Ciudad, y luego de la aprobación de legislaciones específicas que ordenan lo mismo para muchas de las villas locales, las condiciones habitacionales no han mostrado mejoras significativas. La distribución de los servicios públicos en la Ciudad sigue poniendo de manifiesto un patrón de desigualdad, discriminatorio hacia los sectores de menores ingresos: las obras de infraestructura y servicios que se realizan en las villas, no responden a los estándares de calidad que se contemplan para el resto de la Ciudad.
En las villas, el acceso al saneamiento se encuentra en una situación crítica. Las cañerías dañadas, el desborde de los pozos ciegos y cámaras sépticas, el colapso de la red cloacal y la existencia de agua servidas exponen continuamente a los y las habitantes de las villas a una situación de grave riesgo sanitario. Esta situación se ve especialmente agravada ante tormentas y lluvias.
Existen barrios donde la intervención estatal es nula y otros donde la prestación no sobrepasa las condiciones mínimas, ni siquiera para menguar las emergencias. Aún en los barrios que están atravesando procesos de reurbanización, las obras de necesarias para evitar este tipo de inundaciones en situaciones de tormenta están siendo postergadas.
Las obras de urbanización llevadas a cabo en los barrios carecen de una adecuada planificación integral, intervienen múltiples organismos con competencias superpuestas, que operan con lentitud y escasa coordinación, y falta control en las obras. Todas estas situaciones ponen en riesgo el efectivo cumplimiento del derecho a la vivienda y a vivir en un hábitat adecuado y seguro.
También en Villa Inflamable, en Dock Sud, a diez años de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que dictamina el saneamiento y mejora habitacional de quienes residen en las inmediaciones de la Cuenca Riachuelo Matanza, las lluvias afectaron de manera significativa al barrio y anegaron calles y pasajes. Al igual que en el caso de las villas de Ciudad de Buenos Aires, en Villa Inflamable los y las vecinos y vecinas sufren las postergaciones de una adecuada implementación de políticas públicas que ejecuten obras de infraestructura urbana que le permitan vivir en buenas condiciones habitacionales y ambientales.
Desde ACIJ instamos a los organismos gubernamentales competentes a avanzar con las obras de infraestructura urbana, de servicios y el equipamiento colectivo bajo los mismos estándares de calidad que en el resto de la ciudad para garantizar el efectivo cumplimiento del derecho a la vivienda y al hábitat adecuado de los y las residentes de las villas y asentamientos; tal como fue consensuado por más de ochenta organizaciones en el Acuerdo por la Urbanización de Villas.