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Cuando los derechos hacen agua

En pasado sábado 29 de Septiembre , luego de las fuertes lluvias, las villas amanecieron inundadas, con sus calles completamente anegadas y varios hogares afectados. Sin embargo, lamentablemente, no fue una sorpresa. Los y las residentes de villas y asentamientos saben que, ante tormentas de esta magnitud, las consecuencias son siempre las mismas.

Aunque hace 20 años la Ley N° 148 dictaminó la obligación gubernamental de integrar las villas al resto de la Ciudad, y luego de la aprobación de legislaciones específicas que ordenan lo mismo para muchas de las villas locales, las condiciones habitacionales no han mostrado mejoras significativas. La distribución de los servicios públicos en la Ciudad sigue poniendo de manifiesto un patrón de desigualdad, discriminatorio hacia los sectoresde menores ingresos: las obras de infraestructura y servicios que se realizan en las villas, no responden a los estándares de calidad que se contemplan para el resto de la Ciudad.

En las villas, el acceso al saneamiento se encuentra en una situación crítica. Las cañerías dañadas, el desborde de los pozos ciegos y cámaras sépticas, el colapso de la red cloacal y la existencia de agua servidas exponen continuamente a los y las habitantes de las villas a una situación de grave riesgo sanitario. Esta situación se ve especialmente agravada ante tormentas y lluvias.

Existen barrios donde la intervención estatal es nula y otros donde la prestación no sobrepasa las condiciones mínimas, ni siquiera para menguar las emergencias. Aún en los barrios que están atravesando procesos de reurbanización, las obras de necesarias para evitar este tipo de inundaciones en situaciones de tormenta están siendo postergadas.