Desde la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el coordinador del programa de Fortalecimiento de las Instituciones Democráticas, Renzo Lavin, reflexiona sobre la importancia de poner en marcha mecanismos para acercar a la ciudadanía la labor de los entes que vigilan la marcha de las gestiones.
Por Renzo Lavin
Los informes de auditoría constituyen una herramienta sumamente valiosa para fiscalizar la acción del Estado, garantizar la correcta ejecución de los recursos públicos y promover la eficiencia de la actividad estatal. Sin embargo, ciertas falencias en el funcionamiento del sistema formal del control atenta contra el efectivo cumplimiento de sus fines. El recorrido que atraviesan los informes, desde su elaboración hasta que concluyen la última etapa del mecanismo previsto por la ley, es una muestra del desaprovechamiento de su potencial, que redunda en su falta de impacto.
Salvo en casos excepcionales que tienen gran repercusión, los informes de auditoría pasan desapercibidos, la comisión del Congreso encargada de examinarlos no lo hace o lo hace demasiado tarde y el órgano auditado rara vez cumple con las recomendaciones que se le formulan.
Más allá de las fallas estructurales en el diseño institucional de la AGN –que se rige por una ley que no cumple con los estándares constitucionales e internacionales en materia de fiscalización pública-, la experiencia en otros países demuestra que los mecanismos formalizados del sistema de control externo por sí solos no alcanzan. Las dinámicas de cooperación con organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación y otros actores estatales (jueces, fiscales, agencias anticorrupción, Defensor del Pueblo, etc) son necesarios para mejorar el impacto y calidad del control. La sinergia generada por la acción de diversos entes con facultades, capacidades y herramientas de acción diversas, redunda en un control más completo y más eficiente, que no debe desaprovecharse.
Para eso es necesaria una política activa del órgano técnico de control de vinculación con la ciudadanía y de difusión de sus hallazgos. Entre otras cosas, es importante que los informes sean publicados, que estén disponibles en tiempo oportuno y en lenguaje comprensible, que lleguen a todos los destinatarios potencialmente interesados, y que se realice un seguimiento adecuado del cumplimiento de las recomendaciones efectuadas a los organismos auditados. Si bien la AGN ha dado pasos importantes en este sentido, tiene por delante un gran desafío en el camino de transparentar su gestión, abrirse a la sociedad e incrementar el impacto del control.