El gobierno dice que el 90% del barrio está urbanizado. Los vecinos dicen que es un parche y reclaman que conecten los servicios.
Por Franco Spinetta
A simple vista, el barrio de Los Piletones parece haber mejorado. Tres calles nuevas abiertas por entre los intrincados pasillos, asfalto, un polideportivo en el centro y, de fondo, una serie de departamentos nuevos recién pintados. Además, camiones y máquinas trabajan en el mejoramiento del lago Soldati –en la cuenca del arroyo Cildáñez- que es el viejo terror del barrio porque provoca inundaciones.
El seis de abril, 20 días antes de las PASO, la plana mayor del gobierno porteño “inauguró” la urbanización del barrio. El jefe de gabinete y candidato a jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta se mostró sonriente junto a la dirigente Margarita Barrientos. Larreta anunció, además, que las familias recibirían progresivamente las escrituras de las viviendas que habitan.
El gobierno dice haber gastado en la urbanización cerca de 100 millones de pesos a través de ProSur Hábitat. Las obras incluyen, además de la apertura y el asfaltado de algunas calles, la conexión a la red de agua potable, cloacas, electricidad; el mejoramiento de las instalaciones del polideportivo, el embellecimiento de algunas fachadas y la construcción de un centro de atención de adicciones. Según la Corporación Buenos Aires Sur, a cargo del programa, la urbanización está culminada en un 90 por ciento.
OTRAS VOCES
En Piletones viven unas 8 mil personas y pocas hablan de urbanización. Prefieren calificar las obras como un “parche” aunque reconozcan que son una mejora en el barrio. La principal objeción es que ninguno de los servicios básicos está conectado a las viviendas. El gobierno puso como condición para hacerlo, la firma de un boleto de compraventa que planteaba que si los vecinos no pagaban los desalojaban y la Corporación podía disponer del predio. Sólo cien familias del millar involucrado accedieron a las condiciones. Una movilización de vecinos a la jefatura de Gobierno logró que la Corporación reconsiderara los términos del contrato.
“En un mes estaríamos conectando el agua potable y las cloacas, que dependen del funcionamiento de una estación de bombeo que estamos terminando”, explica a Diario Z Agustín Garzón, director de la Corporación Buenos Aires Sur. Garzón ratifica que se conectarán los servicios “a quienes firmen el nuevo boleto”. Y resalta las facilidades que les brindan a los vecinos: “Tienen crédito subsidiado y estarán pagando entre 400 a 600 pesos por mes”.
“El pavimento que colocaron es de mala calidad, los desagües colapsan y las calles se inundan”, dice Julio Cari, vecino de Los Piletones. Mientras camina por uno de los pasillos convertido en calle, donde los autos deben estacionar con la mitad arriba de la pequeña vereda, Cari va señalando los pozos que ya tiene el asfalto inaugurado en abril.
Del otro lado del barrio, cerca del lago que está siendo saneado, la presidenta de la Junta Vecinal, Mónica Ruejas, dice: “Esto no es una urbanización, no estamos de acuerdo. En todo caso, tendrían que abrir más calles y hacer no sólo las conexiones de agua, cloacas y luz, sino también las de gas que no están previstas”, agrega.
Ruejas advierte que por las obras en el lago hay peligro de derrumbe en la Manzana 10, la más cercana “y nadie les garantiza nada a las familias que viven allí”. Eva, una vecina que vive en esa manzana, cuenta que su casa tuvo que ser apuntalada para sostenerse. “Es un martirio, vivo con miedo”, dice.
Las obras no sólo fueron objetadas por los vecinos. La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) elaboró un informe en que señala que en Los Piletones las inundaciones siguen siendo frecuentes, aun cuando no llueve, porque parte del “asfaltado avanzó sobre los viejos drenajes de las calles y los nuevos se encuentran tapados de basura que no es recolectada, generando que las cloacas desborden y exploten las rejillas que las contienen”. También detectaron que “muchas de las cámaras cloacales fueron realizadas con materiales que no soportan el paso de los autos por las calles, generando que se quiebren y dejen al descubierto peligrosos y profundos pozos”.
Otro informe técnico, de la ingeniera civil María Eva Koutsovitis, prosecretaria del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería (UBA), opina que “la pavimentación no cuenta con ningún sistema de drenaje pluvial y las obras ejecutadas no fueron realizadas respetando las reglas o se encuentran incompletas”.
Según pudo saber Diario Z, la empresa AySA se ha negado a extender conexiones domiciliarias por irregularidades en la conexión principal, que en muchos puntos estaban atadas con gomas y alambres.