Lo que antes se planteaba sutilmente se transformó ahora en el principal eslogan de campaña. La idea de que el 28 de junio se plebiscitará la gestión del Poder Ejecutivo tiene pocos antecedentes como eje proselitista en una compulsa electoral limitada a los miembros del Poder Legislativo.
El desvío del centro del debate, que pasó de las ideas y planes a desarrollar en el Congreso a lo ejecutado por el Gobierno, repercute en la calidad de las instituciones republicanas. En menos de dos meses, se votará por tres senadores y por cuatro diputados, pero con la cabeza puesta en lo actuado por otro poder del Estado (para el que no se vota a nadie) y no en la generación de leyes. Son las llamadas elecciones de mitad de mandato o de medio término.
En contiendas anteriores, los mensajes plebiscitarios subyacían y sólo se evidenciaban pocos días antes de la votación. Los gobernadores tucumanos no lo mencionaban expresamente, aunque lo dejaban trascender. Luego del escrutinio, con el resultado conocido, todos caían en la tentación de hablar de un reconocimiento a su labor en el PE.
Hasta la reforma constitucional de 1991, junto con las elecciones nacionales se renovaba la mitad de la Legislatura provincial. Por este motivo, los comicios tenían un fuerte peso estrictamente local. Los cambios a la Carta Magna vigentes desde ese año y desde 2006 suprimieron el cambio parcial en Tucumán, con lo cual la elección se circunscribió al Congreso de la Nación.
Quien más expuso su gestión fue Ramón Ortega, con declaraciones y con grandes publicidades de las obras realizadas, acompañadas por su foto de campaña de dos años antes, que dieron el impulso final a la carrera electoral hacia las urnas, el 3 de octubre de 1993, con triunfo incluido. Un año después, la estrategia falló en la elección de convencionales constituyentes nacionales y el PJ perdió por primera vez frente a Fuerza Republicana.
El 23 de octubre de 1997, el entonces gobernador Antonio Bussi cerró el acto de FR en Villa Luján con el detalle de su labor al frente del PE y la comparación con sus antecesores en el cargo. Su candidato, Ricardo Bussi, lo precedió como orador.
Las tensiones sociales de 2001 hicieron que Julio Miranda (gobernador desde 1999) relativizara sus intervenciones públicas en beneficio del postulante para el Senado, José Alperovich. A la hora de los festejos, Miranda habló de un respaldo popular a él.
La foto de Alperovich eufórico en 2005, con su esposa Beatriz Rojkés en brazos tras lograr todas las bancas en juego, se completó con una frase categórica: “se consolidó la gestión”.
Cambio de actores
“Las elecciones legislativas tuvieron siempre un pequeño tinte de plebiscito de gestión, pero nunca tan abiertas como en esta oportunidad. A mitad de mandato, es una suerte de apoyo o no al rumbo dado, un mensaje del electorado al Poder Ejecutivo. Antes, esa lectura venía desde la sociedad; pero hoy está impuesta desde el propio poder”, dijo la coordinadora general de Directorio Legislativo, Noel Alonso Murray.
Que las consignas y el debate giren alrededor de lo actuado por el PE, profundiza el debilitamiento de la imagen institucional del Congreso, ya afectada por el hiperpresidencialismo, a criterio del codirector de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), Gustavo Maurino (ver “Comicios parlamentarios …”). A su vez, el directivo del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), Fernando Straface, sostuvo que el resultado de junio no puede condicionar la gobernabilidad (ver “Dilema …”).