Presentamos el informe “La Pandemia en la Villa 31”, un documento elaborado por ACIJ que detalla y analiza las medidas tomadas por el Estado y las acciones llevadas adelante por la comunidad frente a la crisis sanitaria en este barrio popular porteño. Accedé al informe acá y a la presentación acá.
Las medidas y recomendaciones generales que se plantearon desde el Estado para evitar la propagación del COVID-19 supusieron condiciones que no siempre pueden encontrarse en barrios populares. Un enunciado como Quédate en casa plantea múltiples conflictos para quienes habitan en estos barrios, en los que hay altos índices de hacinamiento. Adicionalmente, muchas de las viviendas no cumplen con requisitos básicos de habitabilidad, carecen de una adecuada ventilación y, lo que es especialmente dramático, de servicios públicos como el agua, imprescindible para implementar medidas de prevención.
Este escenario, que se alertó desde las organizaciones y comunidades, se hizo dramáticamente evidente en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, una de cada diez personas vive en villas, pero en mayo de 2020 cuatro de cada diez casos confirmados de COVID-19 en el distrito se registraron en barrios populares. Estos datos reafirman que, como sucede con otras enfermedades como el dengue, en villas y asentamientos se concentran los peores indicadores de salud de la ciudad. Al mismo tiempo ratifica que sus condiciones socio-económicas y habitacionales estructurales requieren del Estado respuestas anticipadas, esfuerzos y recursos suficientes para contrarrestar el impacto que genera la desigualdad.
El informe “La Pandemia en la Villa 31” recapitula los conflictos, reclamos y medidas que se tomaron frente al COVID en este territorio tanto por parte del Estado como desde la comunidad y las organizaciones sociales, a partir de distintos ejes: el impacto diferencial de la pandemia en barrios populares en general y la Villa 31 en particular, en relación al acceso a derechos (haciendo foco en el acceso a la alimentación, el déficit de servicios públicos y la brecha digital en las villas de la Ciudad); y la respuesta sanitaria (en particular respecto de los protocolos implementados y el operativo detectar).