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Crece la falta de vacantes para jardín de infantes

Beatriz Morell tiene 28 años y un hijo de dos. Está angustiada porque los días pasan y no encuentra jardín de infantes para su pequeño, al que su hermano, de 23, ya no cuida porque el cáncer que sufre lo vuelve cada vez más débil. Tampoco lo puede llevar a su trabajo. Beatriz es empleada doméstica y no está en condiciones de perder su empleo.

 

En diciembre lo inscribió en el jardín de la otra cuadra de su casa, en Constitución, y hace pocos días se enteró de que su hijo es el octavo en una lista de espera. Fue entonces a otra escuela, un poco más lejos, y allí ni siquiera lo anotaron en lista de espera. “No hay lugar”, le respondieron.

 

La desesperación que sufre Beatriz es compartida por miles de familias. La falta de vacantes para el nivel inicial en los colegios públicos es una antigua deuda de esta ciudad. Las organizaciones civiles que denuncian la inacción del Estado porteño aseguran que en 2009 fueron 4582 los chicos que se quedaron fuera del sistema educativo.

 

Para el ciclo lectivo que comenzará dentro de tres semanas el gobierno porteño admite que serían unos 3000 los niños que quedarán en listas de espera.

 

“Lo que pasa es que, por la movilidad de la población, no siempre la respuesta está donde está la demanda”, dijo a LA NACION la subsecretaria de Inclusión Escolar y coordinadora pedagógica del Ministerio de Educación de la ciudad, Ana María Ravaglia. Y agregó: “En este momento, tenemos 43.247 de inscriptos para nuestros jardines, desde los 45 días a los cinco años; y tenemos unas 50.000 vacantes”.

 

Lo que las organizaciones denuncian es la grave desigualdad entre las escuelas del Norte y las del Sur, donde se concentra la mayor demanda y la menor cantidad de vacantes. Gustavo Lesbegueris, responsable del área educativa de la Defensoría del Pueblo porteña, aseguró que el 70% de las familias que tienen chicos en las listas de espera habita en la zona sur de la ciudad. “Como consecuencia del incremento demográfico y de la población en edad escolar que se registra en esa región, la más postergada en términos socioeconómicos”, lamentó.

 

 Aunque la funcionaria informó que entre 2008 y 2009 se incrementaron unas 2600 vacantes a través de la creación de nuevos jardines o la ampliación de algunos existentes, la coordinadora del programa Igualdad educativa de la Asociación Civil por la Igualdad y la justicia (ACIJ), Dalile Antúnez.

 

La coordinadora destacó: “La actitud del gobierno porteño es contradictoria porque públicamente dicen que quieren solucionar el problema, pero después, cuando la Justicia les ordena que lo hagan, ellos apelan”.

 

El gobierno, a juicio

 

La ACIJ inició un juicio contra el gobierno porteño, en 2006 -cuando el número de los que quedaban en listas de espera eran 6047 menores de cinco años- para pedirle la solución del problema de falta de vacantes en el nivel nicial. La fecha tope era este año, en 2010.

 

En primera instancia la justicia falló a favor del pedido de esa entidad y el gobierno apeló. Ahora está en manos del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad.

 

En ese tiempo se sumaron al pedido de ACIJ otras asociaciones y personalidades: el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), el Centro de Estudios Legales y Servicios (CELS), el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), la especialista en educación Silvina Gvirtz y el defensor general de la ciudad, Mario Jaime Kestelboim.

 

Sin cambios para 2010

 

Para la titular de la Defensoría de la ciudad de Buenos Aires, Alicia Pierini, es muy probable que se repitan este año las cifras de 2009. “No he visto cambios importantes en la zona sur, que es la más afectada. De todas formas, hay que esperar al comienzo de clases para saber con precisión cuántos se quedan en listas de espera”, dijo.

 

Tanto Lesbegueris como la ACIJ coinciden en afirmar que el gobierno porteño tiene los recursos necesarios para dar una respuesta adecuada. Denuncian una importante subejecución presupuestaria en obras de infraestructura escolar.

 

“Los números demuestran que es una cuestión de decisión política y no de falta de recursos”, dijo Antúnez.

 

Ante la magnitud del fenómeno, son muchos los que intentaron dar una respuesta paliativa. Los voluntarios de Cáritas de la basílica del Sagrado Corazón, de Barracas, son unos de ellos.

 

Empezaron con un taller dos veces por semana para recibir a los chicos que quedaban sin lugar en los jardines. “Pero cuando vimos que los chicos no podían recuperar lo que habían perdido y no se los podía equiparar con los otros cuando llegaban a la primaria, hicimos un hogar de día”, contó Adriana Valla, vicepresidenta de Contarte, asociación que formaron para que la propuesta tuviera entidad jurídica.

 

El “jardincito”, como le llaman a este hogar, funciona desde hace cuatro años y ya tiene también una lista de espera de 20 chicos.

 

“Podemos tener sólo a 30, pero ya se inscribieron 50”, contó Adriana, y agregó: “El gobierno amplió una escuela del barrio y también abrió una nueva sala de jardín, pero sigue sin ser suficiente”.

 

UNA MULTA PERSONAL AÚN IMPAGA

 

El incumplimiento del fallo judicial que ordenaba al gobierno porteño presentar planes de construcción de nuevos establecimientos de nivel inicial o ampliación de los existentes recayó, en febrero de 2009, sobre los entonces ministros de Educación, Mariano Narodowski, y de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal. Un juez los multó con 50 pesos diarios… Una deuda que hasta agosto del año pasado equivalía a 9950 pesos. “Hasta el momento no fueron pagados”, informó Antunez, y agregó: “Por tratarse de una multa personal dejó de devengarse con el cambio de autoridades y correspondería intimar al nuevo ministro”.

 

Por Silvina Premat

 

La Nación