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Chicos más expuestos que otros

El informe de la ACIJ sobre la discriminación educativa en la ciudad de Buenos Aires pone en cifras las presunciones que en la comunidad educativa se conocen a tientas y que no siempre se reconocen.

 

 La avenida Rivadavia se ha afianzado como la frontera que separa la realidad cotidiana y social de las escuelas estatales. En los barrios más postergados (Villa Lugano, Nueva Pompeya, Villa Soldati, Parque Patricios, Barracas, Monserrat, Constitución, San Cristóbal, San Telmo y La Boca) hay un promedio de 420 alumnos por escuela, casi el doble de los 278 que, en promedio, hay en las aulas de los distritos con más recursos (Belgrano, Núñez, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Devoto).

 

A pesar de tener más demanda escolar, en los barrios del Sur hay menos oferta de escuelas. Eso obligó a dividir aulas, ocupar salones de música o plástica para abrir nuevos cursos y construir aulas en espacios de recreación.

 

Por ejemplo, al costado de la cancha de Huracán, en Parque Patricios, está la escuela N° 25, que no tiene un patio propio. El informe cuenta que los alumnos realizan actividades recreativas y deportivas en el estacionamiento de la cancha. Pero los días de entrenamiento o de partido, los chicos pierden ese patio auxiliar.

 

La falta de aulas produce desigualdades en las condiciones edilicias de las escuelas estatales. Un chico de Villa Lugano asiste a clases de 29 alumnos, pero si se muda a Belgrano no tendrá más de 18 compañeros. El 40%de las escuelas de Nueva Pompeya y Villa Soldati tienen más de 27 alumnos por aula. En Belgrano, sólo el 1% estudia en aulas superpobladas.

 

Esas condiciones impactan severamente en el aprendizaje, enseñan los especialistas, y así lo refleja el informe de la ACIJ, que no se queda sólo en números.

 

 Las condiciones de superpoblación en las aulas impiden a los docentes prestar una atención particularizada al aprendizaje y realizar un seguimiento de la evolución de los chicos. Se generan, además, diferencias en los niveles de aprendizaje y rendimiento escolar y, en ese escenario, los más perjudicados son los niños de menores recursos. Se trata de una realidad que no sólo debe atenderse con más recursos.

 

La forma en que se utilizan esos recursos es decisivo. El propio informe señala la falta de ejecución de partidas asignadas a obras de infraestructura escolar, un déficit tan grave como los problemas que hay que corregir.

 

Por Mariano de Vedia

 

La Nación

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