Las villas miseria en la Capital no paran de crecer. Desde 2001, duplicaron su población, como mínimo, y sólo el último año y medio el número de habitantes creció más del 30 por ciento. Hace siete años unas 100.000 personas vivían en los 14 asentamientos reconocidos por el gobierno porteño. Un informe de la Defensoría de la ciudad de Buenos Aires estimó en 150.000 el total de la población a mediados de 2007. Hoy, ese número oscilaría entre 195.000 y 235.000, según las cifras de diferentes fuentes.
Ese notable aumento se registró en la misma superficie, por lo que el crecimiento de las construcciones se está produciendo en altura, tanto en la Villa 31, en Retiro, como en los asentamientos de la zona sur. Un ejemplo es la villa 1-11-14, en el Bajo Flores, donde ese tipo de edificaciones forman un abigarrado frente.
La situación en las villas 31 y 31 bis, que en los últimos meses están creciendo a un ritmo acelerado, puso al descubierto las dificultades que tiene el gobierno de Mauricio Macri para dar solución a ese grave problema social y urbano, una de sus promesas en la campaña electoral. La pelea entre su administración y la Casa Rosada por la jurisdicción sobre esos terrenos y edificaciones recrudeció hace pocos días, cuando avanzó en la clausura de un corralón y de una cementera. Días más tarde presentó una denuncia penal contra la Nación por incumplimiento de la Constitución por no garantizar la vida digna de las personas que viven allí.
Mientras tanto, la población sigue creciendo. Las causas son varias. La continua migración de países limítrofes (hoy, en especial de Bolivia) y del nordeste y noroeste argentinos y la mayor cantidad de nacimientos son mencionados por los especialistas. Pero el cambio más relevante que favoreció el incremento de la población fue el aumento de los valores de las propiedades en la Capital.
Según cifras oficiales, en las 12 villas que están en el sur de la ciudad hay 165.000 habitantes. Pero para establecer la totalidad de gente que vive en asentamientos hay que sumar la población de las villas 31 y 31 bis, sobre la que no hay números claros. Según el último censo, de 2001, 30.000 habitantes. El gobierno porteño deslizó la semana pasada que eran 40.000. Sus residentes dicen que son 70.000.
“Una causa importante es el encarecimiento del mercado del alquiler de los hoteles pensiones. Hay hoteles que están dejando de funcionar porque esa vivienda mejoró su precio, entonces la gente opta por alquilar una habitación en una villa”, explicó Cristina Cravino, investigadora-docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), autora del libro Las villas de la ciudad .
En la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), que tiene un programa denominado Redes de Trabajo en Villas Urbanas, sostuvieron que el tema es más grave.”El problema de la villa no es si hay casas bajas o altas. Es estructural: la ausencia total del Estado. Existe una postergación histórica. Hay riesgo sanitario, riesgo eléctrico”, opinó Luciana Bercovich, responsable del programa de la ONG.
Hace unos cuatro años comenzó a funcionar un mercado inmobiliario informal dentro de las villas. Cravino indicó que, por ejemplo, una habitación con baño privado puede costar hasta 300 pesos mensuales. Cuando se comparte el baño el precio baja a $ 250 por mes. “Hoy una habitación en un hotel de Constitución tiene un valor de alquiler de $ 600 mensuales. Se acerca al valor de un alquiler formal”, dijo.
En el gobierno local sostienen que están trabajando en el tema. El Instituto de la Vivienda, la Corporación del Sur, el Ministerio de Desarrollo Económico y el área de Desarrollo Social manejan programas de villas. “El trabajo se hace barrio por barrio. Son necesarias muchas reuniones con vecinos para poder encontrar un consenso y avanzar en la urbanización”, contó Daniel Garbellini, gerente de Asuntos Sociales de la Corporación del Sur.
Este organismo es el encargado de urbanizar las 12 villas de la zona sur. Según explicaron a LA NACION, los objetivos para esta gestión son “regularizar integralmente cuatro asentamientos medianos y chicos, relocalizar los asentamientos en situación de habitabilidad crítica, planificar e iniciar acciones en todos los asentamientos y asegurar la presencia del Estado en el Sur”. Hay obras de construcción de viviendas en Los Piletones, y en las villas 3, 17, 19 y 20.
Las villas 31 y 31 bis, y la Rodrigo Bueno, al lado de la Reserva Ecológica-que no es reconocida como villa- quedaron bajo la órbita del Instituto de Vivienda de la Ciudad. Desarrollo Económico tiene bajo su órbita la Unidad de Gestión e Intervención Social.
Los censos, que dejaron de hacerse, estimaban en 35.000 las familias en las 14 villas y un costo de urbanización de unos $ 4650 millones. Hoy no hay un número estimado. Ni soluciones a la vista.
Por Laura Rocha