Una orden judicial obligaba al gobierno de Macri a crear vacantes escolares próximas a la Villa 31, pero nunca cumplió. Los vecinos cortaron la Autopista Illia hasta lograr el compromiso.
Un corte en la Autopista Illia por vecinos de la Villa 31 en reclamo al gobierno de Macri por incumplimientos de órdenes judiciales sobre el transporte escolar desató un intercambio de opiniones entre el gobierno nacional y el porteño. El gobierno porteño se había comprometido ante la Justicia a proveer de transportes a los niños en edad escolar. El reclamo se debió a que el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, sólo habilitó transportes para los niños con edad de jardín de infantes, pero no para los que asisten a la escuela primaria. El corte provocó largas colas de automovilistas que dispararon el posterior compromiso de Bullrich de solucionar el incumplimiento. Según la ONG ACIJ, desde abril de 2010 una sentencia obliga a Macri a proveer de vacantes en escuelas próximas o de transporte escolar, medida que “nunca fue cumplida”.
En abril de 2010, una sentencia de la Justicia porteña obligó al gobierno de Macri a proveer de vacantes escolares próximas a las villas 31 y 31 bis y, en caso contrario, de transportes escolares a niños que asistan a escuelas a más de diez cuadras de su vivienda. “Sin embargo, hasta el presente nunca ha sido cumplida cabalmente”, informa ACIJ en un comunicado distribuido luego del corte.
En el acta judicial, el gobierno porteño se había comprometido también a que los niños de nivel primario que asisten a escuelas fuera del distrito escolar 1, donde se encuentran la 31 y la 31 bis, recibirían vacantes en escuelas de ese distrito. “Sin embargo, dicho ofrecimiento nunca fue acreditado y, en el último período de inscripciones, las madres y los padres intentaron conseguir lugar –informó ACIJ– en escuelas del distrito escolar, encontrando siempre la misma respuesta: no hay vacantes. Además, la respuesta nunca se otorga de un modo fehaciente, como es debido.”
La falta de cumplimiento llevó a los padres a decidir cortar la Autopista Illia para llamar la atención. El efecto fue casi inmediato. Largas filas de automovilistas protestaban sin recordar que no sólo tenían bocina, sino también cuatro ruedas. La protesta y los bocinazos dispararon un intercambio entre el gobierno nacional y el porteño.
El ministro de Interior nacional, Florencio Randazzo, apeló “al sentido común y la razonabilidad de las autoridades del Gobierno de la Ciudad, cuyos funcionarios deben entablar un diálogo con los vecinos de la Villa 31 para resolver este tema. El Gobierno de la Ciudad siempre tiene una excusa, como en el caso de los subtes. Tienen que hacerse cargo de los problemas de la Ciudad”.
Por su lado, Nilda Garré, ministra de Seguridad nacional, sostuvo que “los manifestantes señalaron a personal policial que lograron una medida cautelar por parte de la Justicia, tras lo cual el gobierno porteño dispuso el transporte de los niños al jardín de infantes”.
La cartera nacional aclaró que no sucedió lo mismo con “los niños que van al colegio primario, obligándolos a caminar largas distancias y cruzar a pie varias arterias con el consecuente riesgo”.
“El servicio se viene prestando y se va a seguir prestando –declaró Bullrich–. Se está trabajando en la nueva licitación porque vence la licitación anterior y, en la nueva licitación, lo que estamos sugiriendo es un cambio de contratación para una mejor administración del servicio público en la ciudad de Buenos Aires.” También aseguró que la administración macrista mantiene “una conversación” con “las empresas” concesionarias del transporte de escolares, para “cambiar el formato de contratación” y poder abonar el servicio “por niño trasladado y no por colectivo”, como era hasta ahora.
Bullrich explicó que “se estaba haciendo una mala utilización de los fondos públicos al pagarles a las empresas por colectivo, en vez de por alumno, mientras que los colectivos salían sólo con cuatro o cinco chicos”. Luego, el ministro de Educación porteño aseguró a los vecinos que realizaban el corte que “los chicos van a ser transportados como siempre”, lo que si bien sirvió para levantarlo momentáneamente, no fue un aliciente para la tranquilidad de los alumnos.