¿En qué consiste?

En Argentina, las personas con discapacidad psicosocial, incluidos los niños, niñas y adolescentes, son encerradas en grandes hospitales psiquiátricos, en los que viven vidas deshumanizadas, atravesadas por la violencia, el disciplinamiento y la patologización de la conducta. Los organismos internacionales especializados en la temática han sido contundentes en afirmar que el modelo asilar daña la salud, impide la inclusión social y expone a las personas a tratos crueles, inhumanos y degradantes. Aún cuando la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Ley Nacional de Salud Mental obligan al Estado a cerrar los manicomios y a crear dispositivos que permitan la vida en comunidad, la institucionalización psiquiátrica continúa siendo la respuesta dominante en este campo. En ese contexto, es imprescindible avanzar en la construcción de un sistema de atención en salud mental respetuoso de los derechos humanos, en el que el encierro y la psiquiatrización de las personas dejen de ser políticas de Estado.

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