ACIJ / Prensa

Queremos preguntar

Por Alejandro Cánepa

A menos de un mes del inicio del ciclo lectivo porteño. Continúan los interrogantes sobre la falta de vacantes. Si el número de habitantes es casi el mismo desde 1947 y no se demolieron escuelas, ¿qué falta? Qué pasará con el cobro de la AUH. Qué números se manejaron y se manejan hoy en los presupuestos educativos. Pilar anotó a su hija de 13 años en una escuela con orientación artística. En un primer momento, no le dieron ninguna vacante. Después sí, en el Mariano Acosta, que nada tiene que ver con ese perfil y que en realidad posee un examen obligatorio de inglés para ingresar. El siguiente paso del laberinto consistió en darle un lugar en una escuela de Villa Crespo, aunque le avisaron que “hay que esperar hasta el 15 de febrero”. A Pablo le fue peor: quiso anotar a su hijo Vicente, de 3 años, en el nivel inicial, en un establecimiento a dos cuadras de la casa, en el barrio de Caballito, y no pudo. Aún hoy no sabe si obtendrá el espacio. La Ciudad de Buenos Aires tiene menos habitantes que hace 65 años y, al revés de lo que indicaría cierta lógica, pierde también puestos en su sistema educativo público. Según el censo de 2010, viven en la ciudad 2.890.951 personas, un número menor inclusive al que aportó el de 1947, realizado durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, que estableció que Buenos Aires tenía 2.982.580 habitantes. Si bien la población capitalina es apenas superior a la registrada en 2001, es más baja que la relevada en 1991 y que todas las cifras anteriores, hasta la citada de fines de los cuarenta. Sin embargo, en vez de sobrar vacantes, faltan. Hay que remontarse a 1996 para encontrar una de las puntas del ovillo. En ese año, se sancionó la Constitución porteña, que, en su artículo 24, establece: “La Ciudad asume la responsabilidad indelegable de asegurar y financiar la educación pública, estatal, laica y gratuita en todos los niveles y modalidades, a partir de los cuarenta y cinco días de vida hasta el nivel superior, con carácter obligatorio desde el preescolar hasta completar diez años de escolaridad, o el período mayor que la legislación determine”. De esta manera, al menos desde la carta magna porteña, toda persona tiene el derecho de tener una vacante en el sistema educativo público, prácticamente desde el nacimiento. Esto no significa que para los padres sea obligatorio enviar a sus hijos a algún establecimiento escolar, al menos no hasta los 5 años, pero sí implica que las autoridades deben garantizar la plaza. Y eso no sucede. Roberto Amette, coordinador del área de Igualdad Educativa de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), dice: “La Constitución porteña estableció un piso ambicioso, en cuanto a garantizar la educación. Para cumplir ese objetivo hacía falta que las autoridades fueran adecuando la infraestructura escolar”. Según Amette, los problemas de faltas de vacantes “por lo menos los tenemos registrados desde 2002, ya desde ahí hay conflictos con las vacantes, especialmente en el nivel inicial”. El especialista recuerda que es difícil evaluar las cantidades de solicitudes a lo largo del tiempo en relación con el total de los habitantes, ya que, por caso, como no es obligatorio anotar a un chico en una escuela a los 2 años, un padre puede decidir inscribirlo en un establecimiento público una temporada y a la siguiente no hacerlo. “De todos modos, más allá de estas cuestiones y de los cambios poblacionales, el problema es la falta de un plan de obras necesarias”, agrega. En 2011, a raíz de distintas presentaciones judiciales, se rubricó un acta-acuerdo mediante la cual el Gobierno porteño se comprometía a construir 24 escuelas para tapar la carencia de vacantes. En ese entonces se calculaba que, con todos los edificios nuevos habilitados, se obtendrían más de 5 mil lugares. “Hasta ahora se terminaron 14 de esas escuelas. En marzo abrirían otras, pero eso no es seguro. Digamos, si hubieran tenido listas 22 escuelas de 24, podría ser…pero faltan 10”, dice Amette. Ya a principios de 2013, la ACIJ advertía en un informe: “Pese a los avances obtenidos, cada año miles de niños/as siguen estando fuera del nivel educativo inicial debido a la falta de vacantes en escuelas de gestión estatal, y el Gobierno se encuentra incumpliendo los plazos de finalización de las obras a los que se había comprometido”. Y remarcaba que “la situación es más difícil de comprender si se tiene en cuenta que el Gobierno cuenta con recursos asignados por ley para la construcción de escuelas y no los utiliza, y además subsidia muchas escuelas de gestión privada que cobran aranceles sumamente altos, en zonas donde hay vacantes en escuelas de gestión estatal”. Para marzo de 2012, habían quedado 5.500 chicos en “lista de espera”, sin vacante asignada. Y en 2013, el número bordeaba los 6.700. Como señalara Felipe Deslarmes en la edición del domingo pasado de Miradas al Sur, al 10 de enero, desde el ministerio que conduce Esteban Bullrich se reconocía que había problemas de todo tipo con más de 13 mil vacantes en nivel inicial, 1.585 en el nivel primario y 2.819 en el secundario. De ahí el número de más de 17 mil chicos que no tienen vacantes o que les asignaron en escuelas que no habían solicitado. Para la pedagoga y diputada del Frente para la Victoria Adriana Puiggrós “está claro que el macrismo lo que quiere es deshacerse de lo público, en este caso en cuanto a la educación. No han sido fallas técnicas solamente lo de las inscripciones, son decisiones políticas”. En ese sentido, Puiggrós, que se desempeñó como Directora de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires entre 2005 y 2007, asegura: “La actitud general del gobierno de Mauricio Macri ha sido fomentar la educación privada. Y representa uno de los aspectos del modelo pedagógico del neoliberalismo”. Según los propios datos del gobierno porteño, el presupuesto en Educación pasó de representar el 28% del total en 2010 hasta un 24% en 2013. Y para 2014 se asigna todavía menos: un 21,6%. En el estudio de ACIJ del presupuesto educativo para este año, además de constatar un incremento de los fondos públicos hacia el sector privado, los investigadores encontraron que “el Gobierno no expone públicamente cuáles son los criterios tenidos en cuenta para definir qué escuelas privadas reciben subsidio, ni para definir cuál es el porcentaje de aporte que se les otorga”. De ese trabajo se desprende otro dato interesante: el gobierno porteño otorga subsidios también a escuelas que cobran aranceles altos, lo que hace caer el argumento de que se dan esas ayudas económicas únicamente a colegios parroquiales de barrio. Por caso, la ACIJ reveló que, según la información disponible a julio de 2013, las escuelas ORT se llevaron en abril de ese año dos millones de pesos. También recibieron subsidios del Estado porteño colegios como el Esclavas del Sagrado Corazón y el Mekhitarista, ubicados en Belgrano. Mientras tanto, en el mundo de la educación pública, Pilar ya tuvo que lidiar con infinidad de trámites para tratar de obtener una vacante para su hija. “Primero en la inscripción on line me daban a elegir 5 opciones, pero no me dieron el banco en ninguna. Me dijeron entonces que volviera a ingresar y ahí me dieron la vacante en el Mariano Acosta”, cuenta. Por supuesto, ya en la escuela se enteró que había un error. “Me avisaron que esa escuela tiene examen de ingreso de inglés, y de por sí había 100 chicos en lista de espera para ingresar. Y al alumno abanderado de séptimo grado no le dieron la vacante en primer año”, recuerda. Y agrega: “Ahí me di cuenta que tenía asignada una vacante que no correspondía”. Luego siguió la noria de presentar reclamos ante distintas autoridades. “Ahora me dicen que tengo vacante en una escuela de Villa Crespo, con orientación artística. Pero, además, me dijeron que me confirmarán esto el 15 de febrero. Mientras tanto, mi hija no figura en los listados…”, señala. Esa escuela tiene jornada completa, algo fundamental para Pilar, que no tiene con quién dejar a su hija. Sobre este punto, Amette apunta algo interesante. “Faltan escuelas de jornada completa, especialmente en zona sur. Desde el punto de vista pedagógico, en líneas generales los organismos internacionales coinciden en que la jornada completa mejora la calidad educativa. En ese contexto, que haya menos vacantes para jornada completa en zona sur, puede ser leído en términos de discriminación”, afirma. Amette considera que la falta de vacantes, especialmente de jornada completa y en barrios como La Boca, Barracas, Pompeya, Villa Riachuelo, Villa Soldati y Lugano, “potencia las vulnerabilidades socioeconómicas de quienes viven allí. Con una calidad educativa peor, no se fomenta que salgan de esa situación de vulnerabilidad. Dada esta escasez de espacios para estudiar, recobraron visibilidad las “aulas container”. Si bien no están confirmados todos los lugares en donde se colocarían, se estima que la mayoría iría a la ya mencionada zona sur de la Ciudad. Puiggrós, por su parte, dice: “Las aulas containers irán básicamente a las zonas más empobrecidas de la Ciudad. Una va a Saavedra, otra a Palermo, y el resto al sur porteño. El macrismo considera que dar una buena educación pública a los sectores populares es una pérdida”. Por otro lado, un grupo de padres de la escuela Granaderos de San Martín, del barrio de Palermo, impidió que instalaran allí una de esas aulas. En 2007, la Justicia porteña había fallado en contra de las autoridades de aquel entonces en relación al uso de estos espacios en reemplazo de aulas tradicionales. Sin embargo, no han desaparecido, lo que deja abierta la puerta para que se inicien más reclamos judiciales. También están los padres que piden a la Corte Suprema nacional que garantice la vacante en la Capital. Uno de ellos, Adrián Amat, padre de una nena a la que le anularon su inscripción, a través de su abogado Daniel Igolnikov, pedía que se habilitara la feria judicial para tratar el tema, y que “se investigue la conducta del funcionario Jorge Aguado, director general de Tecnología Educativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”. No obstante, el juez del máximo tribunal Eugenio Zaffaroni, “prima facie” evaluó que ese caso no corresponde que sea tratado por aquel organismo. Igolnikov volverá a insistir en el pedido. La chica había recibido, originalmente, una vacante para jardín de infantes en la Escuela Normal Superior 1 Presidente Roque Sáenz Peña, en Avenida Córdoba 1951. Después les avisaron a los padres que la vacante había sido cancelada. Sobre los reclamos ante el Poder Judicial, Amette, de ACIJ, considera: “Como abogado, no se corresponde con ningún procedimiento judicial existente lo de la presentación ante la Corte; esto es una vulneración de derechos en el ámbito de la Ciudad, y primero habría que seguir todos los pasos judiciales en ese ámbito, hasta llegar a la Corte”. Pero reconoció que “el Derecho es algo muy complejo y puede suceder que un abogado encuentre un antecedente para pedir que la Corte intervenga en algo así”. Ahora, el camino más probable es que muchos padres afectados hagan presentaciones ante los tribunales locales. ¿Y qué sucede con la Asignación Universal por Hijo en el caso de los padres que no consigan vacante? “El decreto de la AUH hasta los 4 años pide solamente certificados sanitarios, así que ahí no está el problema, que sí acontece si faltan vacantes en primaria y secundaria. Yo creo que las autoridades de la Ciudad tendrán que dar alguna solución”. En ese sentido, la economista del Centro Cultural de la Cooperación, Carla Degliantoni, dice: “A título personal, creo que deberían trabajar articuladamente el ministerio de Educación de la Ciudad, junto con la Anses, para garantizar el pago de la AUH a quienes hicieron la inscripción y tienen problemas con las vacantes. Porque ahí, en el caso de que el chico no asista a la escuela, no es un problema causado por los padres”. El ministerio de Educación porteño tiene hasta el 2 de febrero para resolver los problemas con las inscripciones, según lo que se acordó en la audiencia judicial que se realizó los días 26 y 30 de diciembre pasados en el Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario Número 8. Después de la audiencia judicial del 26 de diciembre, el gobierno macrista tuvo que abrir 15 puestos de atención personalizada que están en funcionamiento durante este mes y el siguiente. También se comprometió a mantener habilitada la línea telefónica 147 y a recibir los reclamos vía internet, a través del link https://reclamos.buenosaires.gob.ar/suaci Para Puiggrós, “es claro que la implementación del sistema on line fue pésima. Además, todos en el ámbito educativo sabemos que el momento de la inscripción es fundamental, porque ahí el padre conoce la escuela a la que irá su hijo”. Y enfatizó: “Que de un año para otro hayan tantos miles de casos de problemas con las vacantes no es un mero desorden”. Ante la perspectiva de no tener vacante, los padres pueden finalmente verse obligados a pagar un arancel en una escuela privada. O arreglarse de otra manera para el cuidado de sus hijos a través de familiares, vecinos o medidas equivalentes. ¿Qué tendrá que hacer Pilar si su caso no se resuelve? Del mismo modo, Pablo y Ana cuentan que “con el sistema anterior teníamos posibilidad de vacante por cercanía, y cuando fue la modalidad on line, la página no funcionaba. Fuimos al colegio, en donde había una persona del gobierno de la Ciudad, para hacer todo de forma presencial. Presentamos todo y no tuvimos vacante. Nos decían que no figurábamos en el sistema”. Los padres de Vicente agregan: “Hubo otra inscripción on line, pusimos 5 opciones y nos dijeron que nos iban a llamar. Pero nunca se comunicaron con nosotros. Nos tomaron el reclamo y ya”. En concreto, aún no tienen vacante para su hijo de 3 años. “Figuramos con un número de preinscripción, pero no está la verificación, porque nos dicen que no se sabe dónde está la documentación”, concluyen. ¿Ellos también deberán abonar un lugar en el sistema educativo privado? El Defensor General de la Ciudad, Mario Kestelboim, recordó que Bullrich recibió personalmente a los padres de los chicos afectados por el cierre del Colegio Guido y Spano, de Palermo, mientras que a las audiencias por el tema vacantes envió funcionarios. “Queremos señalar el distinto trato. No está mal que los reciba (a los padres de alumnos de ese establecimiento), al contrario, pero no coincide con el trato que le dio a la escuela pública”, agregó. Para el resto del verano, quienes no tienen vacantes deberán esperar a que, llamados y planillas mediante, les confirmen si la Ciudad de Buenos Aires los acepta en sus escuelas.

Miradas al Sur



Palabras clave: vacantes.