ACIJ / Prensa

Pobreza y discapacidad

“Las tasas de discapacidad son significativamente superiores entre los grupos con menores niveles de educación. El 19 por ciento de las personas con menos educación tiene discapacidad, comparado con el 11 por ciento entre las personas con mayor educación”, según datos de Naciones Unidas citados en el documento de ACIJ sobre acceso a la escuela de chicos con discapacidades que viven en villas. Es que “la pobreza aumenta las probabilidades de discapacidad por la malnutrición, el acceso inadecuado a la educación y la salud, condiciones de trabajo inseguras, un ambiente contaminado y falta de acceso a agua potable y saneamiento”. Recíprocamente, “la discapacidad aumenta el riesgo de vivir en la pobreza, por desempleo, salarios más bajos y aumento del costo de la vida debido a esa condición”.

Nicolás Schujman, de ACIJ, advirtió que “las escuelas de educación especial no son una solución: al revés, mientras exista un sistema de educación segregado, con establecimientos separados para chicos con discapacidad, se vulnera su derecho a la educación: ¿cómo vamos a pensar en incluir en la sociedad a la gente con discapacidad, si ni siquiera los incluimos en las escuelas cuando son niños?”.

De todos modos, advirtió Schujman, “la educación especial sí que sirve: la formación de los docentes de educación especial los constituye en un valioso medio para sostener la inclusión en escuelas comunes”.

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