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El ministro consorte (Revista Veintitres)

A Ricardo “Pacha”Velasco la historia le cedió un lugar. Su sociedad conyugal (de hecho) con Felisa Miceli lo convirtió en el primer marido de una ministra de Economía en la Argentina. Lo llaman el “ministro consorte”. Y eso, a él, le gusta muy poco. No así a su pareja, claro, con quien comparte hace años amor y militancia. Y ahora también una cuota importante de poder. Lo que no “digiere”, dice entre sus íntimos, es que resuman su historia política a su actualidad matrimonial. El 24 de febrero último, Compromiso K realizó un acto en la ciudad de La Plata con la presencia de Carlos Zanini y otros dirigentes de distintos niveles que confluyen en la agrupación ultra K, entre ellos el propio Velasco. El locutor fue nombrado a cada uno de los presentes; cuando mencionó e él, desde los parlantes, tras su nombre, retumbo: “Marido de la ministra Felisa Miceli”. Un golpe al corazón y a la autoestima del Pacha que, orgánico al fin, se quedó hasta el final del acto. Eso sí, sin ocultar su malestar.
En los ’70, en su paso inconcluso por la Facultad de Derecho de la UBA, Velasco fue dirigente de la Juventud Universitaria Peronista. También montonero. Olga, su hermana, está desaparecida desde el 29 de agosto de 1976, un día antes de que cumpliese 21 años. Él vivió clandestino en el país (exilio interno) durante la dictadura, entre Mendoza y Quilmas.
Rompió con la organización guerrillera en 1982, tras militar un tiempo en Intransigencia y Movilización Peronista, agrupación en la que participaba el montonero Jorge Pereyra Rossi, secuestrado y fusilado, y por cuya muerte se investiga a Luis Patti. También Nilda Garré militó en aquella estructura, donde confluían cuadros del peronismo revolucionario con la ortodoxia expresada en el viejo Vicente Leonidas Saadi.
Velasco volvió al PJ, de donde volvió a marcharse en el ’85. Desde entonces realiza un trabajo “territorial” con organizaciones sociales. Y participó de la fallida experiencia junto al cura Luis Farinello en lo que fue el electoral Polo Social. En 2003 se bautizó kirchnerista.
Pero el ex carpintero Velasco también fue director del Banco Nación cuando su mujer presidió la institución. Y hoy no sólo es el principal referente de su Corriente Nacional y Popular de 25 de Mayo, con representantes en 20 provincias, sino también director del Enargas y creador del Fondo de Desarrollo Regional (Fonder) que cuenta con un presupuesto de 50 millones de pesos, desde donde se fomentan “proyectos productivos” en el interior del país. Y es algo más Velasco: una suerte de talón de Aquiles de la ministra. Sobre él se acciona cuando se busca esmerilar a Miceli, algo que, a veces, surge de las pulseadas intestinas del propio gobierno K. Se lo acusó de manejar el Banco Nación desde las sombras, de designar “tropa” propia en puestos clave, de influir en las decisiones de su mujer, de usar la “caja” de Fonder para su beneficio político propio. Y sobre él, se lanzaron distintas sospechas. Se dijo, por ejemplo, que habría intentado un arreglo dudoso y millonario con el Grupo Yoma para solucionar la deuda de la curtiembre con el Nación.
Allegados al Pacha juran que nunca tuvo ningún tipo de contacto con los Yoma y desmienten “de cuajo” la versión. Otra es la situación en relación con el caso del frigorífico Santa Elena, de Entre Ríos, donde le atribuyen haber beneficiado al dueño de la empresa a cambio de apoyos para la campaña. Velasco se defiende: dice que esa denuncia fue echada a rodar desde un sitio de Internet ligado a ex servicios de inteligencia que, hay que decirlo, en el pasado fueron sus enemigos de armas.
Sobre el matrimonio Miceli-Velasco disparó también la diputada Elisa Carrió, al afirmar: “Queda una sola caja. (Julio) De Vido, en realidad, controla Planificación y Economía. No es casual que el esposo de la ministra termine designado legalmente como vocal del Ente Nacional Regulador del Gas”. Y Velasco le contestó: “La señora Carrió, al margen de tener una mala intención, hace una denuncia infundada. Dijo que yo hacía caja política, una denuncia que no puede probar y ni siquiera denuncia formalmente. Da una definición general que de última es un ataque político”.
Durante la gestión de Miceli en el Nación, su marido cumplió la misión que le encomendó la Casa Rosada: armarle una línea interna opositora a Juan José Zanola en la Asociación Bancaria. En eso andaban Velasco y sus muchachos cuando en plena campaña electoral de Cristina Kirchner, Zanola se acercó al Gobierno y apoyó a la candidata, por lo que Velasco recibió una nueva orden: “Por ahora paremos todo”. Hoy desde la Bancaria se ufanan: “Nosotros militamos junto al presidente Kirchner”. Velasco, algo magullado en su relación de fuerzas dentro de la estructura del banco, terminó en Enargas. Fue nombrado el 9 de noviembre de 2005, casi un mes antes que asumiera Miceli en Economía, mediante el decreto 1393/05. Por su nombramiento en el Ente fue denunciado por la Asociación Civil por la Igualdad y la Jusiticia por “no reunir los requisitos de idoneidad” que se exigen por ley para ese cargo, como tener título universitario en Ingeniería, Derecho o Economía, y contar con una experiencia de cinco años en el sector energético. La denuncia recayó en la Jueza Claro do Pico.
Detrás de la designación de Guillermo Moreno, hombre leal a De vido, como secretario de Coordinación Técnica en Economía, se ubicó en la Subsecretaría de Defensa del Consumidor a José Luis López, un viejo compañero de militancia de Velasco. En tanto, José “Pepe” Sbatella, ex director de Aduanas, actual secretario de Defensa de la Competencia y figura afín a la estructura propia del Pacha, tiene en sus manos temas sensibles para el Gobierno: desde la autorización de la venta de la cervecería Quilmas a la holando brasileña InBev, hasta la cartelización de precios en la hacienda en el Mercado de Liniers. Además, en el escritorio de Sbatella se encuentran otros temas clave: controlar la salida de la brasileña Petrobras de Transener, principal empresa de transporte de electricidad de la Argentina. Otra cuestión para Sbatella es definir si hay cartelización el los precios de los abonos del a televisión por cable, donde Multicanal y Cablevisión tienen el 80 por ciento de los suscriptos.
En tanto el sector ligado a Velasco en la dirección del Nación, sólo conserva un sillón: el de Reynaldo Ostroff, director del Fonder, a quien intentó promover a la vicepresidencia de la entidad, aún sin suerte. La salida abrupta de Ricardo Lospinnato de la presidencia del banco dejó a Pacha aún más débil dentro de la institución. La partida de Lospinnato terminó en escándalo. Fue el propio Velasco el encargado de pedirle la renuncia. Y ese encuentro fue a los gritos. Lospinnato, desde que asumió, tuvo pésima relación con Gabriela Ciganotto, la actual presidente la institución, una santacruceña, ultrapinguina y amiga de Cristina Kirchner. La versión extraordinaria de Economía sostiene que Losponnato quiso tener juego propio, que no se “cuadraba” alas directivas que se le imponían desde ese ministerio. La amistad entre Lospinnato y Velasco, hoy quebrada, surgió en los años ’70. Pacha era un “aspirante” montonero y “Fipi” Lospinnato, un jovenmilitante del Frente de Izquierda Popular, de Jorge Abelardo “el colorado” Ramos. Ya entrados los años ’90, la creación de la Comisión de la Memoria en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA los volvió a unir en un proyecto. De la comisión, entre otros compañeros de militancia setentista, participó Miceli y Ramón Da Bouza, aquel ex gerente de Techint asesinado por sus dos hijos en marzo de 1998. “El gordo Da Bouza era un tipazo, un cuadro político, un tipo muy formado”, se emociona Velasco.
Entre los amigos que mantiene el Pacha en el gobierno nacional se destacan el canciller Taiana y Rafael Follonier, secretario de Provincias del Ministerio del Interior. Además, en los últimos meses se acercó al armado político de Compromiso K que lidera Zanini.
Desde su Corriente Nacional y Popular 25 de Mayo, pretende crear una confederación general de las organizaciones sociales, una especie de CGT con base en el trabajo territorial, fuerte de su organización. Esa es su mayor apuesta política. Es también otro de los puntos que objetan los funcionarios del Ejecutivo a los que Velasco no les cae nada simpático. Lo acusan de manejar a través de Ostroff los fondos del Fonder para rédito político de su agrupación en todo el interior. En una entrevista reciente, cuando se le cuestionó la “compatibilidad” de ser un dirigente social, marido de la ministra de Economía, y a la vez manejar créditos desde un ente oficial con un presupuesto de 50 millones de pesos, Velasco respondió: “El marido de la ministra es presidente de un programa (Fonder) del cual participan no solamente el Banco Nación sino parácticamente áreas de todos los programas de todos los ministerios del Gobierno. No es un programa que maneja el marido de la ministra sino que coordina y fue uno de los que lo promovieron”. Y agregó: “Nuestro objetivo era transformar los subsidios en créditos para que los desocupados pudiesen, gestión y capacitación mediante, organizar microempresas. Por eso, cuando llegamos a la gestión del Banco Nación creamos Fonder, que es un programa de microcréditos. Esto se entiende desde lo conceptual, ideológico y lo filosófico”. En sus palabras –“siempre encendidas”, recuerda una ex compañera de Montoneros- se nota su formación de militante combativo. Dice que hay que construir y fortalecer organizaciones sociales para “defender el gobierno popular”. Y su vehemencia lo llevó a calificar de “hijos de puta” a la conducción de la organización Montoneros en la película Cazadores de utopías, por el rol que habían jugado desde el exilio sobre el destino de miles de “compañeros”. Luego se arrepintió de su expresión y se disculpó ante Fernando Vaca Narvaja, uno de los últimos conductores de Montoneros. “No se puede calificar así, si hay algo que cuestionar fue la mala decisión política tomada en ese momento, pero eso no los convierte en hijos de puta”, reconoció.
En su entorno se ríen cuando se lo menciona como el “monje negro” detrás de Miceli.
“Son pareja, son militantes de toda la vida, animales políticos”.
¿Pero él no le da consejos a la ministra?
Lo que puedo decir es que son una pareja política. Se levantan hablando de política y se acuestan hablando de política. Hablan de todo por supuesto. El propio Velasco reconoció ante el periodista Miguel Jorquera:
¿Le molesta que no lo asocien con su gestión sino con la de su esposa?
No me molesta si no está dicho con mala intención: es un hecho con el que uno tiene que acostumbrarse a convivir. Con Felisa compartimos militancia desde hace muchos años y funcionamos como equipo, discutimos política y gestión.
Lo dijo él.