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Desigualdades en la educación pública (Clarín)

Por una parte, hay un elevado nivel de deserción, agravado en el nivel secundario, una realidad ante la cual no se interviene con la firmeza necesaria y que daña el presente y el futuro de adolescentes que quedan en muchos casos apresados en la marginación. En segundo lugar, el ciclo lectivo no cumple, en general, la cantidad de días legalmente determinados y abundan las horas libres, las que implican una pérdida de tiempo para los chicos.


En la ciudad de Buenos Aires esta tendencia regresiva ha quedado demostrada por un informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia, del cual surge un marcado desequilibrio en la prestación de este servicio básico entre los barrios del sur y el norte porteños.


A pesar de la falta de información pública, se ha podido constatar que los distritos más pobres cuentan con aulas superpobladas y con una enorme lista de espera en los jardines maternales y de infante, mientras que en el norte ocurre el fenómeno opuesto.


La inversión presupuestaria refleja también una tendencia similar, la cual se mantiene desde el año 2002 y ha atravesado diferentes gestiones gubernamentales. A esto se le suma la debilidad y desarticulación de los programas de asistencia escolar porteños.


Remover esta desigualdad es uno de los desafíos más importantes y urgente, el cual exige fortalecer la educación pública a fin de brindar una prestación de calidad a los menores que más la necesitan para superar el cuadro de pobreza y marginación económica y cultural en el que viven.


En la educación pública hay disparidades que afectan a los sectores de menores ingresos, por las cuales el servicio no cumple con el objetivo igualador que debería tener.


Clarín