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Terminó el censo en las villas 31 y 31 bis (La Nación)

El gobierno porteño realizó el fin de semana pasado el censo de población en las villas 31 y 31 bis, en Retiro. Como anticipó La Nacion, 500 censistas entraron en el asentamiento más antiguo de la Capital para hacer una radiografía de la realidad que viven miles de personas.

Se indicó que el relevamiento es una de las herramientas que se utilizarán para el ordenamiento y la urbanización de la zona.

“El proceso fue un éxito. Tuvimos altísimos índices de cobertura. Según el catastro previo, que definía lotes y construcciones, se alcanzó más del 90 por ciento. El censo se realizó sin incidentes de ningún tipo”, precisó a La Nacion Juan Pablo Piccardo, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.

El censo se realizó durante todo el fin de semana entre las 7.30 y las 18.30. Los censistas hicieron su tarea acompañados por 100 habitantes de las villas, que hicieron de “facilitadores”.

“Lo que hicieron fue conectar a los censistas con las familias que viven en las distintas viviendas, que obviamente, por tratarse de construcciones precarias, no están señalizadas”, agregó el ministro.

Según contaron a La Nacion algunos vecinos y las autoridades consultadas, no se registraron incidentes. Sólo hubo algunos inconvenientes registrados en la villa 31 bis, que luego se solucionaron, a pedido de los propios habitantes.

“Había dos o tres «facilitadores» por manzana. El proceso se desarrolló normalmente, sin incidentes, pese a que había mucha gente que había sido convocada, pues no estaban presentes allí. Igualmente no hubo tiempo de que llegaran muchos de ellos, ya que nos enteramos del censo el miércoles”, contó Juan Romero, dueño de la radio de la villa.

Los censistas estaban con cada familia entre 15 y 25 minutos, según la cantidad de personas. Entre los requerimientos que se solicitaban estaba el número de personas que habitaban en la casa; las comodidades de la vivienda; si recibían algún plan social; el nivel de educación y la nacionalidad.

Ausentes
Norma Gutiérrez, otra vecina, contó su experiencia como “facilitadora”: “Por cada casa había tres censistas. En la manzana nuestra trabajamos el sábado hasta las 18.30. Los que estaban ausentes fueron censados el domingo. El último día el proceso fue más rápido porque a medida que se terminaba el relevamiento se reforzaban los equipos”, dijo.

Romero y Gutiérrez contaron que en cada casa donde se realizaba el censo se dejaba una oblea y que se entregaba un certificado a los habitantes relevados.

Sin embargo, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) se quejó de que el proceso ya estuviera cerrado.

“Los vecinos presentaron varias quejas. La más repetida fue que muchos no se encontraban en sus domicilios (debido a la falta de difusión del censo, como habíamos anticipado desde ACIJ) y por tal motivo no pudieron ser censados. Además, si el censista pasaba y no encontraba a los vecinos, no dejaba ninguna constancia de visita ni de que volvería a pasar con posterioridad. Fuentes oficiales nos informaron que el censo ya estaba cerrado y que no se volverá a relevar los datos de las viviendas en las que no se encontró a persona alguna”, dijo Luciana Bercovich, encargada del tema en la ONG.

Piccardo sostuvo que el operativo estuvo bien organizado: “Avisamos con diez días de anticipación. Lo planteamos en la mesa de diálogo de la semana anterior. Incluso presentamos cada una de las preguntas donde ellos mismos participaron”.

Sin embargo, el funcionario advirtió que el procesamiento de datos podrá demorar algunos días. En ese sentido los vecinos se quejaron: “Es una vergüenza que no digan cuánta gente vino a vivir en el último año. Dicen que los darán dentro de tres meses, después de que pasen las elecciones”, agregó Romero.

Según la última información oficial, en los asentamientos en Retiro viven unas 30.000 personas. Sin embargo, según los pobladores, ese número por lo menos se habría duplicado en la última década.
Por Laura Rocha

La Nación