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Para los pobres, sólo vidrios rotos (Página 12)

Por David Cufré

La explosión de bronca que tuvo lugar hace dos semanas en la estación de Haedo era previsible. Trenes de Buenos Aires (TBA) somete a los pasajeros del ferrocarril Sarmiento a un trato “peyorativo” y “discriminatorio”. Todo lo contrario ocurre con los usuarios de la línea Mitre, que opera el mismo concesionario. A ellos hasta les dedica algunos coches con aire acondicionado, música funcional, espacio para discapacitados, apoya brazos y respaldos acolchados y cestos de residuos. Quienes viajan hacia el oeste, en cambio, lo hacen en vagones “en estado deplorable”. Así lo advierte un fallo judicial conocido ayer que obliga al concesionario a terminar con la situación de “discriminación” y le ordena la inmediata limpieza de los trenes y la reposición de los vidrios y asientos rotos en el plazo de diez días.
La sentencia fue dictada por el juez Ernesto Marinelli, del juzgado número 1 del fuero Contencioso Administrativo Federal, en respuesta a una presentación de Unión de Usuarios y Consumidores contra TBA, la Secretaría de Transporte y la CNRT (órgano de control). La demanda también contó con el auspicio de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ). Fue una acción colectiva en representación de todos los usuarios. El fallo es categórico al reconocer que TBA ofrece un servicio indigno a los pasajeros del Sarmiento y otro muy distinto a los del Mitre. Ese comportamiento es tolerado por el Estado, que accedió a renegociaciones de contrato que empeoraron las condiciones en un ramal en beneficio del otro.
Por esa razón, el magistrado condenó tanto al concesionario de la familia Cirigliano como a la Secretaría de Transporte y a la CNRT. En lo inmediato, la empresa “deberá proceder a la limpieza de los vagones” y en un plazo de diez días “a la reposición de los vidrios y asientos en esos mismos vagones”. Pero la solución de fondo llevará más trabajo. El juez ordena la creación de una comisión integrada por los querellantes y los organismos públicos condenados, junto a un perito judicial y a otras ONG que quieran sumarse. Ese cuerpo deberá elaborar propuestas para que el servicio del Sarmiento sea igual al del Mitre y termine la discriminación. El magistrado será quien apruebe o rechace las sugerencias.
Horacio Bernsten, director de Unión de Usuarios y Consumidores, se preguntó en diálogo con Página/12 qué hará el Gobierno frente a esta sentencia: ¿la apelará o buscará una solución para los usuarios? Bernsten recordó que la demanda fue iniciada en 2001 frente a una renegociación del contrato realizada por el gobierno de la Alianza que aumentaba los aportes estatales para la línea Mitre, restando fondos al Sarmiento. Esto estaba en sintonía con otras acciones similares adoptadas durante el menemismo. “¿Este Gobierno se plegará a aquella línea o saldrá en defensa de los usuarios?”, insistió Bernsten.
Marinelli, de hecho, declaró inconstitucional la modificación del 2001 y dispuso que se eliminen del marco contractual de TBA las cláusulas que van en detrimento del Sarmiento. Esas cláusulas fueron defendidas en la causa por la Secretaría de Transporte y por la CNRT, que hicieron suyos los argumentos de la empresa. El juez desacreditó sus explicaciones mediante una pericia, encargada a un especialista ferroviario –dijo que es falso que TBA no pusiera vagones de alta calidad en el Sarmiento por un problema de electrificación del ramal, como argumentaba la empresa–, y también por su propia investigación.
En el fallo, Marinelli relata sus diligencias en el Sarmiento y el Mitre. “En tales oportunidades pude verificar el verdadero maltrato al que son sometidos los usuarios del Sarmiento”, señala. “Los vagones se encontraban sucios, los asientos y los vidrios de ventanas y puertas estaban rotos y no habían sido repuestos”, agrega. “Hay un trato desigual e injustificado”, concluye. “Este tratamiento peyorativo no es posible desvincularlo del hecho de la más pobre condición social de los usuarios del Sarmiento en comparación con los del Mitre”, denuncia. Luego insiste con que “pareciera que la menor o más precaria condición socialautorizaría, aun inconscientemente, la prestación de un servicio de menor calidad”. “Es la consecuencia típica de la discriminación”, remata.
Bernsten apuntó que TBA volcó más recursos al Mitre porque debe ganarse a esos pasajeros, por los que compite con otros servicios de transporte, como los charters. En cambio, los usuarios del Sarmiento no tienen opción. Marinelli, por otra parte, reprochó que se culpe a los pasajeros por un supuesto “vandalismo”. “Se trata de una difamación colectiva y, en este caso, la discriminación es más grave”, advierte. TBA seguramente apelará el fallo, aunque la orden de limpiar los vagones de inmediato seguirá en pie.