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La “cultura igualitaria” es un mandato constitucional

El Senador Miguel Ángel Pichetto realizó ayer, nuevamente, declaraciones preocupantes sobre la población migrante en el país.

La postura del senador, por un lado, es demográficamente desacertada. La afirmación que sostiene que “las principales villas de la Argentina están tomadas por peruanos” contradice el último censo realizado en 2010. Por ejemplo, en la Villa 31, la más icónica de la Capital Federal, el grupo más numeroso es el de los nacidos en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que el porcentaje de población extranjera no alcanza el 35% de la población total.

Además, la culpabilización de los problemas de inseguridad a la población migrante se contradice con los datos brindados por el Sistema Nacional sobre Estadística sobre Ejecución de la Pena, el  cual establece que solo el 5,8% de los detenidos en cárceles argentinas son extranjeros.

Por otra parte, sostener que el “problema de la Argentina es la cultura igualitaria” muestra una concepción sumamente grave y agraviante. El problema de la argentina es su desigualdad.

En nuestro país, la “cultura igualitaria” es un mandato constitucional. Argentina no puede elegir entre brindar un trato igualitario a los migrantes o no hacerlo. La segunda opción es violatoria de nuestro compromiso legal de garantizar el derecho de las personas a migrar.

Es aún más preocupante que quien sostenga estas declaraciones sea el jefe de bloque mayoritario en la Cámara Alta. Porque la política también debe ser pedagogía. Y estas afirmaciones cargan con la irresponsabilidad de promover sociedades menos tolerantes, menos solidarias, y menos justas.

Una rectificación, y un pedido de disculpas, sería un buen comienzo.

Programa: Justicia fiscal